Excellent Overview of the Spanish Short Story of the Last 20 Years at Sergi Bellver

Sergi Bellver has an excellent article on trends in the Spanish short story of the last 20 years. It is well worth the look if you want to see what is going on and more importantly, know who is doing it. He has an excellent list of authors past and present including some of my perennial favorites, Cristina Fernández Cubas, Ana María Matute, Hipólito G. Navarro, and others I have read or am going to read such as Andres Neuman (one of the recent Granta writers) and Miguel Ángel Muñoz. I’m don’t exactly agree with some of his statements about the American short story scene which is on the defensive with fewer and fewer magazines printing short stories. It is also fascinating to see which Americans make the list of influential short story writers: Carver, Ford, Cheever, Capote y Shepard.

Tras la llamada Generación del Medio Siglo, el cuento conoció horas más bajas y sólo algunas obras esporádicas mantenían su aliento. Más tarde, los nuevos cuentistas españoles revivieron con piezas clave que, sin embargo, no bebían directamente de las generaciones anteriores. Eso produjo una suerte de espacio en blanco y, salvo importantes excepciones, las referencias vendrían de los grandes cuentistas norteamericanos (Carver, Ford, Cheever, Capote y Shepard), gracias a catálogos como el de Anagrama, y también de la tradición europea, empezando por Kafka. Así, Quim Monzó, heredero de Pere Calders, o el incomparable Eloy Tizón iban a convertirse en el paso de los 80 a los 90 en dos de las cabezas de puente de la regeneración del cuento en nuestro país. A renglón seguido vendrían libros extraordinarios como Historias mínimas (1988), de Javier Tomeo; Días extraños (1994), de Ray Loriga; El que apaga la luz (1994), de Juan Bonilla; El fin de los buenos tiempos(1994), de Ignacio Martínez de Pisón; El aburrimiento, Lester (1996), de Hipólito G. Navarro y Frío de vivir (1997), de Carlos Castán, entre otros muchos.

A partir de ese caldo de cultivo previo y gracias a expertos como Andrés Neuman o Fernando Valls y sus antologías Pequeñas resistencias 5Siglo XXI (publicadas respectivamente por las dos editoriales más especializadas en el cuento, Páginas de Espuma y Menoscuarto), y también a la labor de otros sellos independientes como Salto de Página, Tropo, Lengua de Trapo o Ediciones del Viento, el lector español tiene a su alcance una extensa nómina de cuentistas. Autores que trabajan las cuerdas fundamentales del cuento (Óscar Esquivias, Fernando Clemot, Iban Zaldua o Javier Sáez de Ibarra) o investigan en las grietas que pueden socavar el sentido de lo real (Juan Carlos Márquez, Víctor García Antón, Fernando Cañero o Jordi Puntí). Cuentistas que tocan lo fantástico y lo insólito (Ángel Olgoso, Pilar Pedraza, Félix J. Palma o Manuel Moyano) o que inscriben en el cuento su condición femenina sin hacer “literatura de mujeres” (Cristina Cerrada, Inés Mendoza, Sara Mesa o Eider Rodríguez). Autores latinoamericanos que también construyen el cuento español (Fernando Iwasaki, Norberto Luis Romero, Santiago Roncagliolo, Eduardo Halfon o Ronaldo Menéndez) y autores españoles que desconstruyen lo formal (Eloy Fernández Porta, Vicente Luis Mora, Juan Franciso Ferré o Manuel Vilas). Esta tremenda diversidad y efervescencia literaria garantizan, más que nunca, que el lector dispuesto se contagie, como de la fiebre más bella, de la buena salud del cuento español contemporáneo.