The Mexican novelist and journalist Daniel Sada had died. He was 58 years old and had been suffering from kidney problems for some time. It is too bad such a young author who has been hailed as one of the most important from Mexico has died. At least you will be able to read his master work Casi nunca, Almost Never, in the coming year.
La Jornada has a good obituary:
El escritor y periodista mexicano Daniel Sada, murió este sábado a las 21:15 horas, a los 58 años de edad, en un hospital de la ciudad de México, víctima de insuficiencia renal crónica terminal.
La salud del narrador se había deteriorado en los últimos meses, pues carecía de servicios médicos para su tratamiento. Fue su esposa, Adriana Jiménez García, quien lo dio de alta en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), donde recibió los suministros para la diálisis y la comunidad intelectual y artística abrió una cuenta bancaria para pagar dicho tratamiento.
Autor de cuentos y de las novelas Porque parece mentira, La verdad nunca se sabe y Casi nunca, como narrador se distinguió por la descripción de la vida cotidiana de su entorno, incidiendo en la cultura popular de México.
Daniel Sada fue galardonado con el Premio Herralde de Novela en 2008. Egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, dirigió varios talleres de poesía y narrativa en el Distrito Federal y otras ciudades del país. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores, del Instituto Nacional de Bellas Artes, del Fondo Nacional para las Actividades Sociales y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. En 1994 ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte.
Considerado como una de las voces más originales de las letras mexicanas, la obra de Sada fue calificada barroca y tragicómica. El chileno Roberto Bolaño comentó que Daniel, sin duda, está escribiendo una de las obras más ambiciosas de nuestro español, comparable únicamente con la obra de Lezama Lima, aunque el barroco de éste, como sabemos, tiene la escenografía del trópico, que se presta bastante bien para un ejercicio de esa naturaleza, mientras que el de Sada sucede en el desierto.