The Newest Youngsters in Literary Spain

El Pais has an article crowning the latest literary youngsters on the occasion of the Eñe Festival. I know nothing about any of them. Some are related to the Indignados movement in Spain, which is similar to the Occupy movements and is really the first since they began occupying La Plaza del Sol in Madrid early this year. And something else that was interesting was they are mostly poets. But really, who knows with these lists.

Aviso para navegantes: esta no es una de esas generaciones que tanto gustan (y disgustan) en el mundillo literario, sino una muestra de nuevas propuestas (o novísimas, como alguna vez y en otras circunstancias se dijo) y talentosos escritores jóvenes que no tienen por qué coincidir entre ellos en sus presupuestos estéticos, sensibilidades u objetivos, más allá de la coincidencia en su fecha de nacimiento.

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La mayoría son poetas. Incluso hay quien habla de “baby boom poético”. Se entiende que la juventud sea propicia para el arrebato poético (Arthur Rimbaud había finiquitado sus obras completas a los 19 años), pero en este grupo también hay ensayistas -como Ernesto Castro, autor de Contra la posmodernidad, en Alpha Decay, o Quique Maestu (1989), interesado en temas políticos-, novelistas -como Julio Fuertes Tarín (1989), autor de La legendaria rebelión de los fumadores, en la editorial Papel de Fumar- o traductores y editores -como Elisabeth Falomir Archambault (1988), que trabaja para editoriales como Gadir, Melusina o La Galera-.

Los poetas Alberto Guirao, Bárbara Butragueño, Judith del Río, además de los ya citados anteriormente, han aparecido en el libro Tenían 20 años y estaban locos (La Bella Varsovia), antología de poesía joven titulada así por unos versos de Roberto Bolaño y promovida desde un blog por la escritora Luna Miguel (1990). Precisamente ella y el crítico y narrador Antonio J. Rodríguez (1987) -ambos publicaron la narración breve Exhumación en Alpha Decay y se acaban de mudar de Madrid a Barcelona- han actuado como aglutinante entre estos autores, que trabaron relaciones personales en reuniones celebradas en sus pisos de alquiler, en los eventos literarios que abundan en la capital o en los garitos nocturnos malasañeros. Si antes se entraba en la literatura acudiendo a las tertulias del Café Gijón, a su rancia solera, y siendo apadrinado por un literato veterano, ahora “es todo lo contrario, ahora jóvenes apadrinan a jóvenes”, según apunta L’Autremonde. “La estructura de promoción social ha sido un poco trastocada”, añade Castro, “con las redes sociales es todo más horizontal, aunque la actitud de la crítica más prestigiosa, la de los periódicos, sigue siendo algo paternalista”.