Letra’s Libres has and excerpt of the Mexican novelist Daniel Sada’s upcoming novel. I’m not sure what to say about the excerpt other that it shows the masterful use of language that all his works exhibit. Excerpts don’t do much for me.
Entender la esencia de la costumbre, traerla a capítulo, por conveniencia oculta. La maña del amor naciente: ¿cuál, que pueda detectarse? Y Ponciano pensó en Noemí… esa obligación casual, siendo un modo de aquellar las circunstancias que el destino diseñó para ellos. Decirlo sin tapujos ante doña Elvira: ¡Noemí! Sí, aquellar, pues, las minucias amables. Y esa idea cuajó con hartura, masa que abarca todo lo que chispea, lo abarca para sofocarlo y ¡ya!
Entonces “con permiso”, ya no abundar en otros conceptos. Lo subjetivo ¡al diablo! Más bien adueñarse de una ilusión concreta que se afila… ¡Noemí!… Y sin decir “agua va” Ponciano subió a su habitación dejando a doña Elvira entrecejada, ella se quedó con tres palabras oblongas en su mente: “amistad”, “amor”, “convivencia”: un trío circular girando como una sutil rueda de la fortuna, chiquita, luminosa, poco más, poco menos, al fin una versión de luz que sí, que ya: tal alcance, tal emblema allegado… Alcance de acueste, mejor dicho: allá, donde el sol pegaba enteramente en la cama de Ponciano. Un revestimiento blanco. Pues no había más que cerrar la cortina para que lo verdefloreado transparente se impusiera. Se impuso sobre –como un simulacro de sombra–: la cama: invitación, ociosidad: una conveniencia que quisiera ser tan fresca como una fruta y, ay, primero tocar… Es que la duda, es que lo caliente aún. Pero de rato se dio el acueste deseado para pensar con gran desplazamiento sobre lo vivido en Sombrerete, amén de seguir viviendo qué monotonías: allí, lo esperado: la cotidianeidad trabajadora y punto… y nada… Ponciano pensó –cuando se removía con gozo en el colchón– que había habido pacto entre Noemí y Sixto; que tal vez su examigo le había dicho a ella lo del asesinato remoto en el que ambos habían participado; le dijo que en cualquier momento la policía los arrestaría, anduvieran donde anduvieran; que tanto él como Ponciano tenían los días contados; que necesitaban protección mientras tanto, por lo cual –¡ya!– atando cabos: Sixto le había recomendado a Noemí que invitara a Ponciano a vivir a su casa, dándole, asimismo, chamba y, como remate, dándole vacaciones nada más por tener la edad que tenía. Protección, casi arropamiento. Entonces: más amor que amistad, ¡la interpretación! Entonces el ánimo para saber si era eso… tan grande… amor que nace y camina…