Mario Vargas Llosa Gives Alberto Fuguet’s Missing a Rave Review in El Pais

I’ve been looking forward to reading Alberto Fuguet’s Missing for sometime now and with Mario Vargas Llosa’s rave review in El Pais I think it is a book worth reading. Most of what I’ve liked of Fuguet has been interesting so I have high hopes that this one will be good, especially if it is as Vargas Llosa says, his best book. I had toyed with reading it in English since it will probably be coming out at sometime in the near future. However, the book is filled with Anglicisms and that makes it sound more important to read it in the original.

Ahora que estuve en Chile descubrí que Alberto Fuguet había tenido la misma idea, con un tío también desaparecido, pero no en París sino en los Estados Unidos, y que él sí la había llevado a la práctica en un libro divertido, triste, posmoderno y audaz, que acabo de leer de un tirón: Missing (Una investigación). Se lo puede llamar una novela, porque este género es un cajón de sastre donde todo cabe, y porque Fuguet cuenta la historia de su desaparecido tío Carlos Fuguet, hermano de su padre, con técnicas y lenguaje novelescos, pero su libro es también muchas otras cosas y en eso reside su mayor atractivo: el testimonio de una búsqueda casi policial de un oscuro personaje extraviado en la oceánica sociedad norteamericana; la historia de una familia chilena de inmigrantes en California; una autobiografía parcial y la confesión de un escritor sobre los demonios personales que lo incitan a fantasear y la manera, entre racional, espontánea y casual, en que escribe sus libros. Pero Missinges sobre todo algo que, estoy seguro, su autor no se propuso nunca que fuera y que es, tal vez, su mayor logro: las ilusiones, éxitos y derrotas de los latinoamericanos que se fugan a los Estados Unidos en pos del sueño americano. Dudo que algún historiador o sociólogo haya mostrado de manera tan vívida y persuasiva ese trance dramático del desarraigo de las familias de origen hispano de su suelo natal y su difícil implantación en su tierra de adopción, con éxitos agridulces, esfuerzos denodados, añoranza tenaz y, a veces, frustración y tragedias domésticas. El sueño americano es una realidad, sin duda, pero para una minoría, en tanto que para muchísimos otros es apenas un limbo mediocre, y, para otra minoría, un infierno.

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Muchas partes del libro están escritas en un español mechado de anglicismos que, por instantes, parece a punto de convertirse en un spanglish, sin que ello llegue a ocurrir. Por el contrario, pasado un primer momento de desconcierto, este lenguaje, que no es, claro está, el de los hispanos de California, sino una recreación literaria del que muchos de ellos hablan, es de un encanto poético notable, una demostración de la formidable capacidad que tiene el español, en manos de un escribidor con talento, para metamorfosearse en tantas cosas sin perder su propia personalidad. Este estilo no es una caricatura ni un preciosismo formalista, es un estilo persuasivo y funcional, porque delata a través de su manera de hablar lo que son quienes así se expresan, la inseguridad que los habita, el inconcluso mestizaje cultural y lingüístico que constituyen, los dos mundos que hay en ellos coexistiendo con aspereza y sin llegar a fundirse.