El Pais has a long interview with Cesar Arias which is worth reading (and running through Google translate if need be). One of the things I found most interesting is that although he publishes something every year, his total lifetime out put is less than a 1000 pages. (via Moleskine Literario)
P. ¿Forma parte de su manera de escribir empezar contando una historia que después va abandonando?
R. Eso se me ha dado ahora, recientemente, porque he notado que muchas de mis novelas eran prácticamente una sola escena. Quise probar otras técnicas. Publiqué hace poco una novelita que se llama El divorcio, cuatro historias independientes metidas dentro de un marco. En este caso quise empezar con una historia y seguir con otra para ver qué pasaba, hacer una especie de díptico. Nunca son cosas deliberadas, voy improvisando las novelas a medida que las voy escribiendo, sin un plan.
P. ¿Arranca con la idea de una historia que quiere contar?
R. Sí, siempre empiezo con una idea. Tiene que ser una idea sugerente, no muy definida, de modo que me permita aventurarme en algo desconocido, pero siempre hay algo que me lleva a empezar. A veces es una idea más conceptual y a veces un lugar, los gimnasios, por ejemplo, o una ciudad.
P. Cuando empezó a escribir
El error, ¿existía el bandolero Pepe Dueñas?
R. No. La idea con la que empecé fue pequeñísima, la que está en las primeras líneas del libro, alguien que entra a la novela por una puerta que dice “error” y se justifica diciendo que era la única puerta que había. Esa fue una idea pequeñísima y tonta que se agotó en las tres primeras líneas, pero justamente es la clase de idea que me gusta porque me da completa libertad.
My idea of a writer:
P. Es curioso que mucha gente diga que es usted un autor prolífico, porque la verdad es que usted publica mucho, pero escribe poco. Lleva unos 60 libros publicados pero, en total, no serán más de 800 páginas.
R. Sí, a veces llego a publicar cuatro libros en un año, pero uno tiene 14 páginas, el otro 80 y alguno llega a las cien, o las pasa. Es mucho menos de lo que escribe cualquier periodista con una columna semanal. Yo escribo muy lento, media paginita por día. Escribo a mano. Y escribo en un café; todas las mañanas hago mi horita de escritura y tengo todo un fetichismo de lapiceras, cuadernos, papeles. Me gusta eso.
El Pais has a short review of Cesar Arias’ new book El Error. If you like Borgesian fiction, then this is a book for you, granted right now it is only in Spanish. Fortunately, he has many works translated into English. (Via Moleskine Literario)
(Emphasis mine)
La literatura como acto radical de fingimiento. Esto enseña siempre Aira, tal vez tras los pasos de Borges. Precisamente una palabra muy borgiana es el laberinto. Un concepto. Pues bien, en El erroralguien, el narrador, entra en un laberinto de historias hasta desembocar en su comienzo, pero ya sin su propia identidad. Destruido (u olvidado), el sujeto de la historia que se nos contaba se ha diluido en otras historias que ya nada tienen que ver ni con su voz ni con su existencia. Se ha impuesto la narración, la peripecia, distintos dramas, épicas, zozobras. La ficción pura. Empecemos por el principio, por definir un punto del que no estamos muy seguros que exista en esta novela. Un hombre (el narrador) y una mujer entran en el jardín de un escultor. Sabemos luego que dicho escultor mantiene una relación epistolar con una mujer que está presa (y condenada a cadena perpetua) por haber cometido un homicidio. Esta mujer nos conduce luego al mundo editorial. O a un mundo editorial muy sui géneris. De aquí saltamos a un relato épico en torno a la figura de un bandolero. A estas alturas el narrador primigenio ya está desaparecido. Y todo termina con Pepe Dueñas, el bandido legendario, y su mujer, Neblinosa. O mejor dicho, termina con el escultor del principio de la novela.
El error es una novela. Y la vez su alegoría. Tiene un mecanismo para que la novela funcione y a la vez es el mecanismo mismo de la ficción al desnudo. El humor, como en toda la literatura de Aira, juega en esta novela la función de contrapunto. El bandolero, Neblinosa, la presa que se cartea con el escultor, están descritos siempre al filo de la sonrisa inevitable. Pero la tristeza y la soledad y la incertidumbre que los afligen forman parte de su destino. Y este destino, Aira lo resuelve magistralmente con la descripción de una pesadumbre distantemente irónica. Y con algo de la impronta del maestro Macedonio Fernández. Al final, hemos disfrutado con una de las caras de la ficción, que como la vida tiene varias e ignotas. Nos enseña César Aira que la verdadera vida no está en otra parte. Está en la parte que miramos. Pero no vemos. Y en la vida que vivimos. O nos cuentan.
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