Daniel Sada’s Work Profiled in La Jornada

La Jornada has a profile of Daniel Sada’s writing. As his first book in English is coming out in a few months, this is a timely piece on what kind of writer he is, and hopefully what kind of treat Casi Nunca will be (see more). I for one really need to make some time to read his books that I own because the more I read the more excited I get.

Daniel Sada empezó escribiendo novelas de contexto rural y provinciano, en la cauda de la narrativa de la revolución y con una fuerte presencia rulfiana. Parecía que era su contexto ideal y que no lo modificaría –no tenía por qué hacerlo– a lo largo de su obra. Sin embargo, hace una década se empezó a notar que se asfixiaba en ese contexto y que quería poner en juego su virtuosismo prosódico y descriptivo en un marco distinto, mucho más urbano. Y dio ese giro, triple salto mortal, similar al que dio José Revueltas entre El luto humano y Los errores, a partir de Porque parece mentira la verdad nunca se sabe.

Ese cambio lo hizo concentrarse más en el interior de sus personajes, en la cerrazón (otra palabra muy suya) y claustrofobia de sus anécdotas, el hecho intuido en novelas como Lampa vida o Una de dos, de que el infierno son los otros, encontró plena expresión en el contexto urbano, en esa interioridad personificada incluso por la arquitectura –no se está dentro de casa de la misma manera en la ciudad que en el pueblo– que condiciona comportamientos. Ese cambio de contexto también influyó en una mayor presencia de las clases sociales, mismas que determinan un comportamiento.

Hay en la prosa de Sada un proceso de hipnosis del lector. ¿Qué sucedería si conserváramos la anécdota y la estructura pero modificáramos el lenguaje? Aunque creo que se sostendrían, habría un proceso de pérdida de matices, de ablandamiento de los personajes, de pérdida de textura. Sada puede narrar, en –La incidencia–, la historia de ese profesor convertido en confesor-psicoanalista-consejero de una incestuosa muchacha gringa, cuya conclusión no es sino la llegada paródica a una nueva historia –la nueva alumna que le confiesa haber tenido relaciones sexuales con un equipo de beisbol (una “novena– es la muestra más directa de desdeñar la anécdota volviéndola puro recurso –combustible– de la máquina de contar que es su prosa.