The Chilian Granta youngster’s newwest book Caracteres blancos was reviewed in El Pais. The book is a novel composed of a series of short stories about a couple who decides to move form the city to the sea and only brings two bottles of water and a notebook. The lack of food is art of their desire to fast. “The imagination of the lovers dueling with hunger, sand, and the sea creates or reproduces the metaphors or phantasms of the world. (And I write word because at times it seems that we are attending a story of a world the ended or is begening) /La imaginación de los amantes en duelo con el hambre, la arena y el mar produce (o reproduce) las metáforas o fantasmas del mundo. (Y escribo mundo porque a veces parece que asistamos al relato de un mundo que se acaba o comienza).” It sounds interesting, but I will wait until I finish the Granta volume before I consider reading this. (via Moleskin Literario)
Narrativa. Los límites entre el cuento y la novela están perfectamente reglados por la tradición y por los tres o cuatro autores (de Chéjov a Piglia) que sumaron a esa tradición sus propias teorías. Pero a veces esas reglas quedan difuminadas, como asimiladas por la tensión comunicativa y el poder de la invención y reconvertidas en piezas híbridas y de más difícil clasificación. A este tipo pertenece el nuevo libro del escritor chileno Carlos Labbé, un inclasificable texto organizado alrededor de once relatos independientes pero conectados entre sí por un texto que mantiene una unidad novelística. La novela que esconde Caracteres blancos cuenta una historia sencilla: una pareja decide trasladarse de la ciudad al mar. Llevan consigo sólo dos botellas de agua y un cuaderno con las páginas en blanco. Escriben los relatos que se leerán uno al otro (y junto a los lectores). La idea del agua como único alimento permite unir la experiencia de la escritura con el ayuno; por eso el libro comienza con ‘Primer día de ayuno’ y termina por ‘Séptimo día de ayuno’. Entre cada capítulo de esta experiencia de ayuno, una experiencia de inequívoco tinte religioso unida al amor, se nos van narrando relatos breves. Son las once piezas (de diferentes géneros) que brotan de la imaginación casi agónica de sus autores. La imaginación de los amantes en duelo con el hambre, la arena y el mar produce (o reproduce) las metáforas o fantasmas del mundo. (Y escribo mundo porque a veces parece que asistamos al relato de un mundo que se acaba o comienza). Desde el hombre que reescribe sin saberlo una novela de Onetti, hasta el otro que vive en la escalera de una casa de vecinos. En Navidad y Matanza(2007), Labbé trató la función de la autoconciencia narrativa: el juego de la ficción con la ficción. En Caracteres blancos este capítulo se repite, sólo que ahora no parece un juego metaliterario. Se acerca bastante más a una profunda reflexión sobre la invención y el amor. O la invención del amor.