Interview With Antonio Gamoneda in La Jornada

La Jornada has a long interview with the Spanish poet Antonio Gamoneda.

–Sé que has publicado un libro de memorias. Quiero preguntarte acerca de tu visión de España, de esa España de la Guerra civil que te tocó vivir en la más tierna infancia y después en la postguerra, en la que seguramente tuviste más conciencia de sus significados sociales y emocionales. ¿Cómo se ve esa historia personal y colectiva desde la perspectiva actual de una España del bienestar y el desarrollo?

–Yo nací en Oviedo, en 1931. Mi padre murió en 1932 y en 1934 abandonamos Asturias porque mi madre (Amelia Lobón) padecía asma y le habían recomendado que se fuera a León. La Guerra civil comenzó en 1936. Para entonces tenía cinco años. León no era una zona de combate pero sí de represión. Era una ciudad de cárceles, de campos de concentración, de prisioneros. Era una atmósfera, en ese sentido, más densa y desoladora que la propia guerra. A esa edad yo quería aprender a leer pero las escuelas estaban cerradas. En casa había un solo libro, de poesía por cierto, cuyo título era Otra más alta vida, y su autor era nada menos que mi padre. Molestando a todo el mundo preguntaba por el significado de las letras, de las sílabas y luego de las palabras. Aprendí a leer en un libro de poesía. Es decir, a los cinco años arribé a la capacidad de leer y al conocimiento simultáneo de la poesía, de ese otro lenguaje que es la poesía, en medio de aquel horror de la guerra y el cautiverio. Cuento primero la experiencia positiva de tener acceso a la lectura y la escritura, y del conocimiento de ese otro lenguaje; es decir, de ese pensamiento interior que tiene una semántica impredecible y que se corresponde con un pensamiento articulado rítmicamente, como hacen los niños sus descubrimientos, sin sorprenderse de nada, y yo no me extrañé. El hecho terrible fue que en 1936 nací a la conciencia, infantil todavía, de los hechos sangrientos que se producían sobre todo en aquel barrio, El Crucero, único barrio obrero de León y por tanto de más significado de izquierdismo político. La represión era brutal, aparecían muertos en las calles, las cunetas, en las orillas de los ríos. La muerte violenta llegó a convertirse en algo normal, cotidiano. Yo veía pasar debajo de mi balcón cuerdas larguísimas de prisioneros. En términos infantiles podía ser algo, permíteme la palabra, una preconciencia de los hechos sociales y sangrientos que se producían a mi alrededor. Cuando alcancé los dieciséis años de edad, esta conciencia adquirió un carácter ideológico y me colocó, digamos, modestamente, en lo que podríamos llamar la difícil resistencia a la dictadura.