El Confidential had one of those yearly articles about the Frankfurt book fair that purports to gauge the trends in publishing. This year it is about the need to have one’s book translated. It is an interesting statement because as I’ve read and mentioned in these pages before, the drive towards translation can also make one write to the international market, not your own. It seems to be one of the down sides of translation, which I find otherwise invaluable.
Es el retrato de una vieja canción que muy pocas veces se repite: escritores labrados en el silencio de sus horas libres y en la seguridad de un empleo insatisfactorio. Lectores por compulsión que con su primera novela logran hacer de su afición su profesión. Es la leyenda que nutre las escuelas de escritores, la ilusión del recién llegado y el mito del encuentro con el gran público. Pero algo ha cambiado en el camino del éxito de un novato: a la fiesta se han unido las editoriales extranjeras.
Autores desconocidos que venden traducciones a decenas de países antes de haber sido publicados en España, antes de tener buenas críticas y de demostrar que son capaces de vender, vender y vender. Antes, incluso, de ser autores. No tienen un rostro conocido en la televisión, no saben a quién ni a dónde mandar el manuscrito en el que llevan años trabajando, sin experiencia en el maltrecho y perverso universo editorial. Espontáneos que, a pesar de todo, triunfan con su primera novela y venden miles de libros. Es el premio gordo menos casual de todas las loterías y apuestas de un Estado donde cada vez hay menos dinero para la lectura.
Las excepciones que convierten las anécdotas en hazañas son la noticia que confirma un boom de la literatura de autores españoles en el extranjero, a los que les han desbrozado la senda Arturo Pérez-Reverte, Carlos Ruiz Zafón, Javier Sierra, Matilde Asensi, María Dueñas o Félix J. Palma, entre otros. Todos ellos estaban avalados por su nombre o sus ventas, pero en la primera parte de la temporada literaria han surgido tres novelas de éxito de escritores noveles, que además firman los derechos para la adaptación al cine.