El Pais has an interview with Alejandro Zambra that is more a brief history of his literary life, than a deep analysis of his works. (I supposed this is how newspaper articles always go.) They touch on his career as a reviewer which has been controversial, especially in Chile where he attacked Hernán Rivera Letelier, saying that his work showed that “moralizing, overindulgent plots, and too much of the picturesque only serve to camouflage the most inept narratives. A little nasty to say the least. I think his comments on the his generation of writers is more interesting and though brief, worth reading:
Afuera es alta noche y llueve un agua insidiosa. En una o dos horas más, Zambra va a estar comiendo carne en el área de fumadores de un restaurante al que va siempre, pero ahora dice que está aprendiendo a hablar de su nueva novela y que todavía no sabe bien cómo. Formas de volver a casa, que acaba de publicar Anagrama, transcurre en Chile en los años ochenta, durante la dictadura de Pinochet, y cuenta la historia de un niño a quien una niña le encarga la tarea de espiar a un hombre e informarla de sus movimientos. El niño acepta, aunque no entiende cuál es el motivo de esa vigilancia. Veinte años más tarde ambos se reencuentran y las piezas del puzle empiezan a encajar. La novela se organiza en torno a dos partes fundamentales -‘La literatura de los padres’ y ‘La literatura de los hijos’- y devela su propia construcción a través de un diario que lleva el narrador.
-Mi generación está en alguna medida enferma de nostalgia y esa nostalgia es a veces bien vacía. Uno se encuentra con gente que organiza asados para recordar un tiempo como si ese tiempo hubiera sido bueno y lo hubiéramos pasado bien.
“En cuanto a Pinochet, para mí era un personaje de la televisión que conducía un programa sin horario fijo, y lo odiaba por eso, por las aburridas cadenas nacionales que interrumpían la programación en las mejores partes. Tiempo después lo odié por hijo de puta, por asesino, pero entonces lo odiaba solamente por esos intempestivos shows que mi papá miraba sin decir palabra (…)”. Una novela en la que ser hijo no fuera una excusa. Una novela en la que ser padre no fuera una excusa.
-No sé si lo logré, pero lo que quería era escribir una novela en la que nadie fuera inocente.
-¿Y ahora qué sos, en mayor medida: crítico, lector, narrador, poeta?
-O sea, lo que más soy… O sea… Ahora soy alguien que hace muchísimo rato necesita ir al baño. Discúlpame.