La Jornada has a short interview with Ana María Matute by Miguel Ángel Muñoz (I think the same Muñoz as El Sindrome Chejov). She talks about the books of hers that she likes most. The interview is a little short, but there are a few things of note.
–Un aspecto que marcó a toda tu generación fue la Guerra civil. ¿Qué recuerdas de ella?
–El mundo cambió para nosotros de una manera brutal. Todo el mundo encerrado en el paréntesis que va desde la infancia a la adolescencia se había consumido en tres años de asombro y de descubrimiento demasiado brusco. Pasamos de estar siempre controlados a vivir en completa libertad, vagando por las calles en busca de colas para recoger algo. En aquellos terribles años, crecí monstruosamente al encontrarme sumergida en un mundo crudo que estábamos descubriendo.
–Creo que en muchos pintores, dramaturgos, escritores y desde luego, en tu vida, quedó marcada por la muerte, la crueldad. ¿Has aprendido algo de ello?
–Desde luego. Conocimos la vida, el odio y también algo tan importante como la amistad y el amor. A veces, encontrar un verdadero amigo puede ser tan difícil como encontrar al amor de tu vida, o en otro sentido, escribir la novela de tu vida. Y digo lo de la amistad, porque junto al egoísmo y las traiciones, también brilla por sí misma la amistad.
–Tu novela Los hijos muertos es reflejo del desastre social y cultural que viviste…
–Es una de las novelas de la que estoy más satisfecha como escritora, pero que creo que poca gente la ha leído a excepción de algunas personas cercanas. Trata de la Guerra civil y es un documento de primera mano. Hablé con mucha gente cuando la estaba escribiendo, aparte de que me acordaba perfectamente de muchas cosas. Creo que es un libro que registra un momento histórico, crucial para la vida española contemporánea.